
Tengo la costumbre de reciclar antiguas entradas de antiguos blogs cada vez que inauguro uno nuevo. Hoy me apetece recordar un fanzine de poesía que salió en 2014 y que a día de hoy sigue dando sus frutos.
Henar Bengale hace fanzines preciosos con un estilo muy personal. En noviembre de 2014 editó «Mala digestión», un proyecto que giraba en torno a la idea de su título y acabó conformando un catálogo de inusuales críticas gastronómicas, o como ella misma decía, un "contenedor de vómitos". Participé junto a Almudena Vega, Momo Storyteller, Esther Aguirreche Domínguez, Laura Márquez Bono, Becky Allen, Ana Castro, Bluemīnda, Patito Pelirrojo, Luna Miguel, Lid Mor Mar, Angel García García, Annie Costello, P. Strange (Pedro Rodríguez), Marianna Stephania, Alex Vega, Prometeu, Merari Lugo Ocaña, Agnes M., Marta Ros Hugas, Lleraykt Bello Pernia, María Mercromina (María Sánchez), Pamela Rahn, Patricia Aguilar, Cristina Castro y la propia Henar Bengale (Judit Mengual).
Por esa época, y gracias a proyectos como éste, empecé a compartir mis poemas, conocer otros poetas (más o menos reputados, pero todos con el mismo amor por escribir y ganas de compartir), y, sobre todo, sentir que mis textos eran algo.
Así empecé a darle forma de poemario al conjunto de poemas que había escrito hasta entonces. Cuatro años después, en noviembre de 2018, he sacado «RABIA contra la agonía de la luz», lo que ha sobrevivido de aquél poemario (y de mí), y también lo he hecho en forma de fanzine. A pesar de todo, creo que ha salido en el momento y la forma en que debía hacerlo. El silencio siempre guardará más palabras de las que podamos decir. Pero lo que debe decirse, al final encuentra la mejor forma de llegar.
Cierro con el poema con el que participé en «Mala digestión», y que también forma parte de «RABIA contra la agonía de la luz»:
En sueños los demonios me parten el cuello
Mi primer demonio me arrancó el coño para colarse dentro y todavía lo estoy excretando. Mi primer demonio me arrancó el coño y llenó de miedo el agujero.
Mi primer demonio me arrancó el coño y las ganas de amar. Mi primer demonio me arrancó las ganas de que me amen. Mi primer demonio me susurra detrás de la oreja cuando hago el amor. Mi primer demonio no me dio ningún orgasmo porque yo siempre supe que era un demonio. Mi primer demonio me arrancó las manos y las escondió para que me volviese loca. Para cuando encontré mis manos, el demonio ya me había incrustado un anillo. Mi primer demonio me incrustó un anillo para colarse en mi cerebro. Mi primer demonio todavía viene a verme cuando duermo. Mi primer demonio fue el primero de más demonios y todos quieren verme cuando duermo. Todos los demonios quieren ver lo que yo sueño. Todos los demonios quieren ser lo que yo sueño. Todos mis sueños son tan reales como los demonios.